miércoles, 12 de noviembre de 2008

Mañana 13 de Noviembre se cumple el 19 aniversario del asesinato de Ignacio Ellacuría en la Universidad Centroamericana de San Salvador.

Ignacio Ellacuría nació en 1930 en Españay murió asesinado el 13 de noviembre de 1989 en El Salvador. Se le reconoce por su activa participación como mediador en el conflicto guerrillero de El Salvador en la década de los ochenta. Como sacerdote jesuita, se preocupó de difundir sus criticas a la Iglesia., algunas de sus obras son: 1973 Teología Política, 1984 Conversión de la Iglesia al Reino de Dios y otras....

Ignacio Ellacuría proponía en la última etapa de su vida una Civilización del Trabajo frente a la Civilización del Capital. Entendía que, tanto el Occidente como el Este, “URSS”, eran civilizaciones del Capital, con independencia de que éste fuera poseído por manos privadas o por manos colectivas. Frente a esa realidad el planteaba la viabilidad de una Civilización del Trabajo, en la que, quien mueva la historia, sea el trabajo, pero no el trabajo para producir el capital, sino el trabajo para desarrollar la humanidad.

Ese fue el sentido último de su filosofía y de su praxis histórica desde el rectorado de la Universidad Centroamericana de San Salvador: trabajar intensamente para desarrollar la humanidad.

Ellacuría dedicó su vida al trabajo universitario, pero entendió que la tarea intelectual debe hacerse cargo de la problemática histórica y social que constituye su contexto. En el caso de la realidad centroamericana esto significa un contexto de opresión, injusticia, exclusión y violencia estructural. El intelectual no puede permanecer neutral frente a esa realidad. Su compromiso con ella supone: denuncia crítica, lucha por la liberación, trabajo por la paz y búsqueda de caminos de justicia.
Su teología no podía inscribirse en otro horizonte que no fuera el de la Teología de la Liberación. El rechazo de la injusticia, de la opresión, la violencia, la marginación tiene la convicción de que Dios no las quiere, que Él escucha el clamor de los oprimidos y quiere su liberación. Éste es el origen de la opción preferencial por los pobres.

Su asesinato y muerte junto con sus hermanos jesuitas durante la guerra civil salvadoreña resume una vida entregada al servicio de los más desposeídos.

"Entre paréntesis yo digo, no sé si ustedes estarán de acuerdo, que éstos vivieron en la Iglesia pero no son mártires de Iglesia. No los mataron por defender nada eclesial, que lo defendían. No los mataron por defender ningún dogma. No los mataron por defender, como antiguamente, la presencia real de Cristo en la eucaristía. Yo no digo que no haya un gran heroísmo y santidad subjetiva en gente que es matada por todo eso. A éstos les mataron por defender a los pobres de este mundo, como a Jesús de Nazaret." (Jon Sobrino)

¿Por qué no lo querían, por qué lo mataron? Esta claro porque denunciaba la injusticia.

El miedo a la verdad ahora. El miedo al despertar de los pobres, siempre. Este miedo que se transforma en violencia tiene una historia que empieza mucho más atrás.

Los militares y las poderosas familias de oligarcas siempre han culpado a la Iglesia de la Liberación, por haber abierto los ojos de los oprimidos para que se dieran cuenta de que lo eran y para que lucharan por no serlo.

Quizás en ningún lugar de América Latina la teología de la Liberación ha sido tan de carne y tan de sangre, tan viva, eficaz, madura y tenazmente transformadora como en El Salvador.

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